La suspensión de pagos de Argentina de 2001, el fantasma a evitar en la Eurozona
El FMI acudió al rescate de Buenos Aires aquel año, tal y como va a hacer ahora con Grecia
MARIBEL NÚÑEZ | CORRESPONSAL EN BRUSELAS Domingo , 02-05-10
Durante todos estos meses que dura ya la crisis griega tanto los ciudadanos de ese país como los europeos no han perdido de vista lo que ocurrió en Argentina en el año 2001. En ese año el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvo que acudir al rescate de ese país a través de un crédito de 20.000 millones de dólares de la época. La deuda total de Argentina se elevaba a 90.000 millones de dólares.
A pesar de que ambas situaciones son muy diferentes por muchas razones, a los analistas no se les escapa la semejanza derivada de que ninguno de los dos países podía devaluar su moneda, en el caso de argentina porque tenían vinculado el peso al dólar desde el año 1989 bajo el Gobierno de Carlos Menem y posteriormente con el de Fernando de La Rua, y en el de Grecia porque el país entró en el euro en el año 2001.
Los dos países han sido víctimas de una fuerte dependencia de los capitales extranjeros y de una incapacidad interna de devaluar la moneda. A lo anterior se ha unido además el sobreendeudamiento, 300.000 millones de euros en el caso griego, el origen de todos los males.
Al contrario de lo que pasó en Argentina, que se vio al FMI como la institución que podía ayudar a resolver los problemas del país, en el caso de Grecia se trata de un hito histórico que esta institución multilateral tenga que intervenir en un país del euro.
Tal y como decía el hasta hace unos meses el comisario europeos de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, respecto a Grecia «cualquier cosa menos que el FMI intervenga en un país de la Eurozona». Meses después y fruto del aumento de la desconfianza de los mercados hacia la deuda helena, finalmente el FMI entrará en un país del euro dándole un crédito que podría elevarse sólo este año a 15.000 millones de euros, cerca por tanto de los 20.000 que le dio a Argentina a principios de la década.
Pero, sin ningún género de dudas, lo que nadie quiere ver en Europa son las imágenes que todos recordamos de Argentina de esa época posterior a la llegada del dinero del FMI, con enorme violencia en la calle y desabastecimiento.
También es verdad que los programas de austeridad que le exigió el FMI a Argentina a cambio de los préstamos nunca llegaron a ponerse en marcha, lo que trajo como consecuencia una crisis institucional sin precedentes, con cinco presidentes entre diciembre de 2001 y enero de 2002 y una ruptura de la paridad entre el peso y el dólar después de una devaluación del 65% de la divisa nacional.
La idea ahora en Europa, una vez admitida la dolorosa entrada del FMI en escena fruto sobre todo de las presiones de la canciller alemana Angela Merkel, es que Grecia logre hacer frente a sus compromisos de pagos de los títulos de deuda que vencen ahora, nada menos que 9.000 millones de euros, y que poco a poco vaya realizando las reformas a las que se ha comprometido para devolver la confianza de nuevo a los mercados.
En el caso de Grecia la cuestión es de mayor calado, salvando las diferencias, ya que detrás del país heleno está en juego la credibilidad de toda la Eurozona, de la que forman parte las poderosas Alemania y Francia que, a pesar de las diferencias, han señalado el interés común de mantener la estabilidad del euro.
Fruto de esta decisión política es que, además de los 30.000 millones de euros en préstamos de la Eurozona este año, habrá aportaciones también para los dos ejercicios siguientes cuyos montantes se acabarán de ajustar en una reunión extraordinaria del Eurogrupo hoy en Bruselas aunque en total, incluyendo la aportación del FMI, podría alcanzar los 120.000 millones de euros en tres años.
Acuerdo en Atenas
Fuentes del Gobierno griego confirmaron anoche en Atenas que habían alcanzado un acuerdo con el FMI y los países de la Eurozona sobre el plan de recorte del gasto, paso imprescindible para la aprobación de los préstamos, informa Begoña Castiella.
Congelación de salarios y pensiones a los funcionarios, aumento del IVA y de impuestos especiales, despido mas fácil, cierre o privatización de organismos estatales y aumento de la edad de jubilación, son algunas de las medidas a las que se ha comprometido el Gobierno griego
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