DESDE SAN QUIRICO, Leopoldo Abadía
A pesar de las apariencias, no hemos dejado de ser un país serio
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@Leopoldo Abadía .-Leopoldo Abadía es un chaval de 75 años, 12 hijos y 40 nietos y ex profesor del IESE, que asegura no saber nada de economía pero que ha puesto en claro la mejor explicación en castellano sobre la crisis subprime.
A partir de ahí, para su sorpresa, miles de personas de todo el mundo consultan diariamente su blog. Desde su atalaya de San Quirico, aporta una voz independiente sobre la complicada realidad económica y social actual. Sin más pretensiones.
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@Leopoldo Abadía - 28/05/2010 06:00h
Al acabar una conferencia en Madrid, un señor me preguntó: “¿Desde cuándo ha dejado España de ser un país serio?”
Ya se ve que era una pregunta con trampa, porque si aquel señor era del PP, quería que le dijera que la falta de seriedad empezó el día que elegimos presidente a Zapatero y, si era del PSOE, pretendía que le dijera que lo habíamos heredado de la época de Aznar.
Cuando iba a contestar diciendo que no tenía ni idea, recapacité y pensé: “pero, de verdad, ¿no somos un país serio?”. Porque yo creo que yo soy serio, o por lo menos lo intento, y conozco mucha gente que intenta ser seria.
En el viaje de vuelta, se me ocurrió pensar sobre lo de la seriedad. Realmente, al principio del viaje, me dormí. Luego tomé un café y empecé a pensar. Y a escribir en una servilleta del AVE, porque el otro día, alguien me regaló un rotulador que escribe en blanco y así puedo utilizar las servilletas del AVE, que son azul oscuro.
El Diccionario de la Lengua Española, que tanto me gusta, dice que “seriedad” es “la cualidad de ser serio” y que “serio” quiere decir “real, verdadero y sincero, sin engaño o burla, doblez o disimulo”.
Al leer esto, pensé que empezaba a entender lo de que España dejó de ser un país serio. Para colmo de males, el Diccionario daba otra acepción, que es la de “severo en el semblante, en el modo de mirar o hablar”.
Y, últimamente, estoy viendo muchos personajes, “severos en el semblante, en el modo de mirar o hablar”, que dicen las mayores tonterías y, peor aún, las mayores falsedades, con una cara que, a primera vista, parece que lo que dicen va a Misa.
Y no va a Misa porque mienten más que hablan, porque no saben de qué hablan y porque se trastabillan intelectualmente, que es el peor trastabillaje que se puede hacer.
Y de esos, hay MUCHOS. O, por lo menos, brillan mucho. Y salen en los periódicos. Y en la tele.
Pero NADIE les cree, con lo cual mi primera impresión de que España es un país serio se afianzó. Porque yo, suponiendo que sea un español serio, no tengo por qué tener mala fama porque personajillos impresentables digan que me representan y entonces la gente de fuera puede pensar que cómo seré yo, si esos son los que me representan.
Es que hay que distinguir entre elegir a unos y que me representen esos. Ya sé que la culpa es mía, por elegirles. Pero, una vez que me he dado cuenta de mi error, tengo que ser honrado con la gente, sobre todo con los extranjeros, para decirles que lo que digan estos chicos me trae sin cuidado, porque NADA de lo que dicen tiene ni pies ni cabeza.
España es un país serio, ¡claro que sí! Por ejemplo:
1. Es un país pequeño, pero que ha hecho muchas cosas importantes en su vida: ha descubierto América, ha hecho una Transición modélica, ha creado El Corte Inglés y Zara, ha inventado la fiesta de los toros, tenemos al Barça multicampeón, al Madrid que lo fue y lo volverá a ser, al Zaragoza que no ha bajado a segunda, etc.
2. Es un país con Premios Nobel, de cuando había que hacer cosas grandes para que a uno le dieran el Nobel.
3. Es un país que, cuando hubo que entrar en la Unión Europea, entró, porque cumplió con lo que había que cumplir. (Supongo que alguna trampilla hicimos, pero no más importantes que las de Francia, Alemania, etc.)
4. Es un país que es capaz de traer y de atender a millones de turistas a que vean las cosas bonitas que tenemos, que son muchísimas, pero que muchísimas.
Y ese país está compuesto de personas. Y, como en todas partes, hay muchas muy presentables y otras muy impresentables. Y muchas que luchan por salir adelante trabajando y algunas que quieren salir adelante sin trabajar. Pero son más los “buenos” que los “malos”. (Pongo entre comillas “buenos” y “malos” porque buenos totalmente buenos no hay y malos totalmente malos, quiero creer que tampoco.)
Ahora estamos en una época difícil. Y va a ser peor, porque se nos ha visto el plumero y nos han llamado al orden. Pues vamos a aprovechar esta época mala, porque quedándonos acurrucados en casa, no haremos nada.
De paso, vamos a hacer una buena limpieza, porque eso de que toooodos los días aparezca un chanchullo no nos favorece, según dice mi amigo de San Quirico, que es serio, honrado, trabaja mucho y da trabajo a unos cuantos.
Nos van a rebajar las pensiones, van a rebajar el sueldo a los funcionarios, van a decir a los Ayuntamientos que no se endeuden mucho (bueno, eso es lo que dijeron, luego rectificaron, pero esa es la idea), van a subir los impuestos, y van a retrasar la edad de jubilación. Ya lo sabemos.
Y no nos servirá de nada que digamos que no hay derecho. ¡Claro que no hay derecho! Pero a lo que no hay derecho es a las tonterías infinitas que ha hecho esta gente: al gasto desbordado del Gobierno Central, al gasto no sé cuántas veces desbordado de algunas Comunidades Autónomas, al gasto no sé cuántas veces desbordado de algunos Ayuntamientos, a los que parece que les pagan por tener ideas luminosas y, por supuesto, carísimas.
Bueno, pues no hay derecho. Pero, como somos un país serio, o sea, como la gente que te encuentras por la calle -el taxista, el relojero, el empleado público, el ingeniero, el abogado, el que trabaja en una cadena de ópticas o en una distribuidora de rodamientos, etc.- son gente seria, que están dispuestos a sacar a su familia adelante, saldremos adelante.
Y lo malo será que ese día, el político de turno, severo en el semblante, dirá que “hemos salido” de la crisis.
No sé quién será ese político. Pero habría que empezar a buscarlo pronto, por la derecha o por la izquierda. O por donde sea. O importarlo. O hacer un casting. Porque lo de ahora no se sostiene. Y me molesta que, cuando salgo al extranjero, la gente me mire como si fuera de la familia de los PIGS.
P. S.
1. He dicho “el día que elegimos presidente a Zapatero”, porque si jugamos a democracia, jugamos a democracia y a Zapatero lo elegimos nosotros.
2. Por eso, si hay que echarlo, lo tenemos que echar nosotros. Lo que pasa es que, si lo sigue haciendo como hasta ahora, nos lo van a echar los de fuera, esos que Enric Juliana llama “el Directorio Europeo”.
3. Y lo malo será que nuestro amigo Obama se una a los del malvado Directorio. Y eso no estaría bien. ¡Con lo que le queríamos!
4. Un amigo mío me dice que, estadísticamente, es imposible que todo lo que diga alguien no tenga ni pies ni cabeza. Pues, chico, no sé qué pasa, pero, a veces, la estadística debe fallar.
5. Cuando he dicho que la Transición fue modélica, he querido decir modélica, o sea, que a muchos le gustaría haberlo hecho así.
6. Entre las cosas importantes que ha hecho nuestro país, no incluyo el semestre actual de Presidencia europea, porque prefiero disimular y darme ánimos, que ya sólo falta un mes.
7. He dicho alguna vez que los griegos son unos tramposos, porque mintieron para entrar en la Unión Europea. Lo retiro, porque lo mismo que no admito que España no es un país serio, no quiero admitir que Grecia es un país tramposo. Otra cosa son los que, allí y aquí, nos han llevado y nos están llevando por la calle de la Amargura.
8. Ya sé que hoy no me he metido con las entidades financieras y que alguien me lo recordará. Pero es que uno no puede estar en todo.
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