viernes, 28 de mayo de 2010

Fitch Ratings se ha unido a Standard & Poor's, rebajando la calificación crediticia de España

Fitch Ratings se ha unido a Standard & Poor's, rebajando la calificación crediticia de España. Esto supone que el sector público deberá pagar más dinero a los inversores para venderles deuda (letras, bonos y obligaciones) y las entidades financieras tendrán más dificultades para cubrir su morosidad y dar créditos a familias y empresas.

Fitch ya no cree que la economía española sea totalmente solvente y le quita la máxima nota, la triple A (AAA), rebajando un escalón la calificación hasta "AA+". La causa, que la recuperación tardará más en llegar que en los países de nuestro entorno, que el mercado laboral es demasiado rígido y supondrá un obstáculo para la vuelta al crecimiento, las cajas están muy mal gestionadas y el agujero en las cuentas públicas es insostenible.

De esta forma, Moody's es la única de las tres agencias de rating que mantiene la máxima calificación para la deuda soberana española.

Aunque Fitch admite que el proceso de estabilización económica está en curso, advierte de que el mercado laboral "inflexible" y el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros dificultarán la mejora económica. Sobre la situación financiera, la agencia de calificación alude especialmente al impacto que sobre sus balances ha tenido la crisis inmobiliaria.

Además, avisa de que la deuda pública podría elevarse hasta el 78% del PIB en 2013, si bien señala que el perfil del crédito soberano español mantiene una "posición fuerte" y se apoya en una economía diversificada, un sector financiero ·cuyo núcleo es sólido·, una tasa de ahorro relativamente alta y un historial de finanzas públicas "responsable". En definitiva, paños calientes para tapar el varapalo de la rebaja.

¿Por qué es importante su nota?

En principio, la nota de las agencias de calificación sólo debería importar en función del conocimiento que se supone que tengan sobre la situación de un mercado o una empresa. Si los inversores se fían del criterio de la agencia, su calificación será importante; si no se fían, lo será menos. La realidad es que los mercados hacen bastante caso a las notas de las tres grandes agencias, incluso a pesar de sus errores en los últimos años.

Es algo parecido a lo que pasa cuando un gran medio de comunicación (como The Wall Street Journal o The Economist) critica a un gobierno. Lo relevante no es sólo la precisión del análisis, sino quién lo leerá y cómo lo interpretará. En el caso de las agencias como Fitch Ratings, el grado de seguimiento de los mercados a sus informes es bastante alto.

De esta manera, el coste de la deuda para un estado está bastante relacionado, aunque no sólo, con la nota que le impongan estas agencias. En este sentido, las rebajas sufridas por España en los últimos meses, habían encarecido su deuda en relación con la alemana. Esto quiere decir que a España le cuesta más caro financiarse.

Este hecho es siempre importante, pero en un momento en el que el déficit público está disparado y cuando los mercados dudan de que España sea capaz en los próximos años de bajar su nivel por debajo del 3% que exige la UE, el encarecimiento de la deuda llueve sobre mojado.

Además, hay que tener en cuenta que tener una triple A o una "AA+" también influye en la posibilidad de comprar (o no hacerlo) un activo. Determinados inversores, tanto públicos como privados, sólo pueden invertir en activos con una nota mínima. Por ejemplo, puede haber fondos de pensiones que tengan en sus estatutos una cláusula para comprar sólo activos calificados con AAA. En ese caso, la rebaja alejaría más a los inversores de la deuda española… y el Gobierno se vería obligado a pagar una prima aún mayor para encontrar compradores.

Y, lo que quizás más importante, una nueva rebaja puede obligar a muchos de estos fondos a vender su deuda española, lo que depreciaría aún más su valor.

¿Tendrá el impacto en el sector privado?

Otra cuestión que se suele olvidar en estos casos es el impacto de decisiones como la de Fitch Ratings sobre el sector privado. Aunque el informe trata de la deuda pública, lo cierto es que también implica un encarecimiento de los créditos para las empresas privadas. En teoría, todas las emisiones de deuda privada en un país tienen como máxima nota la que se aplica a su Tesoro Público -aunque sólo sea porque el Gobierno siempre está a tiempo de nacionalizar las empresas antes de incurrir en un default-. Por eso, cuando se rebaja la nota de la deuda de un gobierno se suele rebajar a continuación la de las empresas privadas de ese Estado.

Además, la rebaja en la nota afectará, y mucho, a los balances bancarios. Todas las entidades financieras tienen que mantener un determinado porcentaje de reservas. Este porcentaje se cuantifica en función de sus activos.

Por poner un ejemplo (con datos ficticios). Supongamos que hace una semana, tener 100 millones de euros en bonos españoles obligaba a una entidad a mantener unas reservas de 2 millones de euros. Ahora, tras bajar la nota de la deuda pública y, por lo tanto, disminuir la “solvencia oficial” del Estado español, la misma entidad tendrá que subir a 4 millones esas reservas. Para conseguirlo tendrá que vender parte de sus activos, quizás con pérdidas.

Evidentemente, las más afectadas por este aumento de las reservas son las entidades españolas, que son las que más deuda del Tesoro Público tienen en sus balances.

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