Valentí Pich Rosell: Los impuestos, motivo de reflexión
Valentí Pich Rosell9:22 - 21/05/2010
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Cualquier comunidad razonablemente bien avenida, sea una familia, unos propietarios, un club deportivo o una nación, ante una situación de estrecheces, se plantea apelar a una aportación extraordinaria de sus miembros al objeto de resolver o superar esta situación.
No obstante, la gestión inteligente de estas cuestiones requiere de una explicación previa y detallada de la situación y un relato convincente del uso de los fondos que se requieren, junto con una exposición de los ahorros y sacrificios que previamente se han realizado. Que la situación financiera es delicada, no tengo ninguna duda, pero me produce inquietud la aparente ausencia de un relato convincente y no la pura improvisación.
¿Más impuestos, más ingresos?
Los impuestos, como la vida misma, no tienen comportamientos lineales y cualquier cambio adquiere tintes poliédricos y, por lo tanto, un incremento formal de impuestos no necesariamente conlleva incrementos proporcionales de ingresos, ni se conoce con exactitud las derivadas positivas y negativas que puede generar. Por lo que la explicación y la pedagogía a los afectados resulta una tarea imprescindible.
El concepto de renta alta, según nuestro diccionario de la Real Academia, en su tercera acepción se entiende por "más elevado en relación a un término inferior", con lo cual es necesariamente un término relativo.
Podríamos entender, según la estructura de nuestro Impuesto sobre la Renta, que las rentas altas serían aquellas sobre las que opera el tipo máximo del 43%, es decir, aquellas que tienen una base líquida superior a los 53.400 euros anuales, concretamente unas 750.000 personas.
Por otro lado, un determinado nivel de renta o de patrimonio pueden adoptarse como indicadores de capacidad económica o patrimonial, pero hay que introducir otras variables como, por ejemplo, el origen o el uso, con lo cual nos introducimos en esquemas más complejos y alejados de simplificaciones superficiales, cuando no peligrosos, por lo que no soy capaz de afirmar que a estas personas se las pueda calificar de rentas altas.
Independientemente, estoy convencido de que en momentos de dificultad, todos estamos obligados a colaborar en función de nuestras posibilidades, pero previamente resulta imprescindible hacer un relato global de políticas de ahorro, de ingresos y de expectativas para el futuro, porque en estos temas, la improvisación y falta de un modelo de actuación pueden resultar irreparables.
Valentí Pich Rosell, presidente del Consejo General de Colegios de Economistas.
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