@D.Toledo - 19/05/2010 06:00h
Otro ex ministro salta al ruedo de las renovables. Jordi Sevilla, titular de Administraciones Públicas durante el primer gobierno Zapatero, planteó ayer sus propuestas sobre el futuro de la energía en España. Y la receta para el bolsillo está clara: echar el freno con las energías renovables y alargar la vida de las centrales nucleares permitiría a España ahorrar más de 70.000 millones en las dos próximas décadas. Las energías limpias recibieron el año pasado más 6.000 millones en primas, un importe insostenible para el ministro de Industria, Miguel Sebastián, que ha dado un ultimátum a las patronales para buscar soluciones.
Sevilla, que en su condición de asesor de alto nivel en PricewaterhouseCoopers presentó ayer el estudio El modelo eléctrico español en 2030, se mostró escéptico ante la posibilidad de que el Ejecutivo pueda contemplar medidas de carácter retroactivo y modifique las primas y tarifas ya reconocidas. “Pero no tengo información. Zapatero ya ha dicho que es una hora difícil”, quiso dejar claro a este periódico. La fiebre renovable también alcanza al ex ministro de Trabajo Jesús Caldera, quien por encargo de Zapatero y desde la Fundación Ideas se reunió recientemente con representantes del sector para mediar en el cisma renovable.
Paradójicamente, las tesis de Caldera no coinciden ni de lejos con las de Sevilla. El primero, siguiendo los planteamientos más atávicos de Zapatero, reniega de la opción nuclear, aboga por cerrar Garoña y se ha manifestado a favor de un sistema basado en un 100% de energías renovables en 2050. “Ni desde el punto de vista económico ni de la emisiones de CO2 debemos excluir la opción nuclear”, subrayaba ayer Sevilla. Un debate abierto que recorre los cuadros socialistas y complica cualquier planificación energética. El ex presidente Felipe González no pierde ocasión de reconocerse ahora pronuclear. Algo que nunca ha dejado de ser Sebastián, que prefiere callar o ser políticamente correcto cuando le toca pronunciarse.
Y el tiempo corre. “Es necesario tomar ahora cualquier decisión que afecte al mix de tecnologías del año 2030, cara a que todos los agentes puedan prolongar sus decisiones de inversión para los próximos cinco o diez años”, alerta el documento, que insiste en que no debe descartarse ninguna fuente de energía. Más teniendo en cuenta que será necesario instalar entre 3.500 y 5.000 megavatios de nueva capacidad cada año -con un elevado nivel de inversión entre 4.000 y 8.000 millones anuales- para cubrir una demanda que levantará el vuelo a partir de 2014 y registrará un crecimiento acumulado entre el 63% y el 78% en ese periodo. Si algo ha probado el embrollo renovable es la falta de modelo energético siquiera a corto plazo.
Cuatro escenarios a elegir
El informe presentado ayer contempla cuatro escenarios. El más económico que se plantea al Gobierno pasa por adoptar un mix que incluya en 2030 un 30% de renovables y una ampliación de la vida de las centrales nucleares hasta los 60 años. La propuesta requeriría una inversión de 98.335 millones de euros para cubrir la demanda. Si, por el contrario, se apuesta por elevar la producción de renovables al 50% y se cierra la generación nuclear antes de 2030, el coste sube a 170.068 millones. Un ahorro notable. “Los escenarios con mayor proporción de renovables exigen la instalación de capacidad térmica de respaldo”, apunta el informe. España ya está obligada a que las renovables pesen un 20% en el mix energético en 2020.
Otras opciones que se abren al Gobierno son mantener una producción del 30% de renovables, alargar la vida de las nucleares hasta los 60 años y además construir antes de 2030 tres nuevos grupos nucleares de 1.500 megavatios cada uno para garantizar la cobertura de la demanda. Obligaría a gastar 111.228 millones. La consultora sugiere que el Gobierno debería “analizar la instalación de nueva capacidad nuclear” y estima que el alargamiento de las centrales nucleares hasta los 60 años puede ahorrar unos 7.000 millones de inversión. Finalmente, un 50% de renovables y 60 años para las nucleares costaría 163.824 millones.
Las alternativas con gran peso de las renovables y la nuclear permitirían, eso sí, reducir el volumen de emisiones contaminantes hasta dejarlo en los niveles de 2006, “e incluso acercarse a los de 1990”. Del mismo modo, la apuesta por el tándem nuclear/renovable limita considerablemente la dependencia del sistema. Se llega a un nivel de autoabastecimiento del 54% con la mitad de renovables y nucleares a 60 años.
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