El Waterloo de Zapatero
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José Antonio Zarzalejos es licenciado en derecho por la Universidad de Deusto y periodista. Ha desempeñado puestos de distinta responsabilidad tanto en el Grupo Correo, primero, como en Vocento, después. Fue director del diario ABC de 1999 a 2008. Su "cuaderno de notas" pretende ser una aproximación certera a la realidad política, económica y social española e internacional.
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José Antonio Zarzalejos - 29/05/2010
En junio de 1815 –va a hacer ciento noventa y cinco años- Napoleón sucumbió en la localidad belga de Waterloo ante las tropas británicas, holandesas y alemanas comandadas por el Duque de Wellintong y ante las prusianas dirigidas por el mariscal de campo Gebhard Leberechecht von Blücher, cuando el emperador, de regreso de Elba, se proponía invadir los Países Bajos y reconquistar Europa. Todas las metáforas políticas de los desastres se remiten a Waterloo como el sueño imposible de un hombre ya abandonado en su propio país y que recibió la herida letal en las campiñas belgas. Y la metáfora le cuadra a nuestro presidente que, ya débil en casa, ha querido saltar a la peana de la Unión Europea y ha salido definitivamente vencido del intento después de una presidencia rotatoria que llega el 30 de junio a su fin y durante la cual se ha consumado el desastre: el Waterloo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero las afirmaciones hay que probarlas y trataré de hacerlo con la síntesis del fracaso en diez apartados, sucintos pero expresivos, de una gestión de la presidencia que ha mostrado internacionalmente las peores carencias de Zapatero, de su Gobierno y del propio sistema socio-político y económico español, hasta el punto de poner en riesgo la viabilidad de España en el marco del euro, asimilando el país al vecino griego, en abierta bancarrota. Este es el resumen de la guerra europea perdida por nuestro dilecto y nunca bien ponderado presidente del Gobierno:
1.- Durante la presidencia española, y sin otro protagonismo que el alemán y el francés, la UE ha debido rescatar –con retraso y a regañadientes— la economía griega constituyendo al tiempo un fondo de reserva multimillonario con serias advertencias a España. Desde que Zapatero se sentase en Davos –en febrero pasado-, entre el presidente letón y el primer ministro griego, España, aun en la presidencia de la Unión, no sólo no ha formado parte de la solución a la crisis griega, sino que está siendo parte del problema, con los llamados PIGS –acrónimo que ha regresado a los medios anglosajones— siendo por ello reconvenido públicamente por Angela Merkel y el Fondo Monetario Internacional.
2.- Ha sido mientras se desarrollaba la presidencia española cuando se ha producido el desplome del país. El 12-M (congelación de las pensiones, reducción de los sueldos a los empleados públicos y otras medidas de ajuste del déficit público) ha constituido el momento culminante del Waterloo de Zapatero en tanto él representaba la máxima autoridad interina de la UE. No todavía aplicados los recortes, el FMI ha advertido urbi et orbi que la economía española requiere “reformas exhaustivas y de largo alcance”, entre ellas, la laboral que ha de ser “radical y urgente” según el Fondo. El mercado bursátil español se ha caído.
3.- Prevista la cumbre UE-EEUU durante el semestre de presidencia española, Obama ha mostrado su desinterés hacia la UE al cancelar, al parecer sine die, el encuentro con sus socios europeos. La diplomacia española y la escasa relevancia de Zapatero en el ámbito internacional, con unas relaciones con la superpotencia lastradas por sus comportamientos en relación con Cuba, con Venezuela, con Bolivia, con Guatemala y el recuerdo de la sentada clamorosa ante el paso de la enseña yanqui, no han podido vencer la reticencia de Obama que ha dejado plantada a la UE.
4.- Igual suerte ha corrido la cumbre que se iba a celebrar en Barcelona el día 7 de junio de la Unión de países del Mediterráneo-UE. Al parecer, Sarkozy, que quiere la capitalidad de esta alianza para la ciudad de Marsella, habría convencido a Zapatero de la desairada posición en que quedaría España si convocaba el encuentro barcelonés toda vez que muchos Estados ribereños –bien por enemistadas recíprocas, bien por reticencias de oportunidad— no acudirían con el nivel de representación exigible a la ciudad condal. El presidente español ha cedido.
5.- Tampoco la cumbre UE-Marruecos, en marzo pasado, vital por razones migratorias, económicas y geoestratégicas celebrada en Granada, contó con la presencia de Mohamed VI, el rey alauita que reserva sus fervores para París pero no para Madrid por más que Moratinos haya demostrado una ductilidad extraordinaria en la relación bilateral, contestada por el monarca vecino con el envío de un embajador que otrora perteneció al Frente Polisario saharaui y que milita en el unionismo marroquí.
6.- La cumbre UE-América Latina-Caribe ha sido de una discreción espartana. Al margen de que Sarkozy y Merkel hayan pasado por Madrid como la luz por el cristal, faltaron dirigentes importantes como Chávez y Castro, entre otros, y no se alcanzaron resultados visibles ni operativos ni se desactivó un ápice el populismo –y el indigenismo demagógico— de algunos dirigentes que tuvieron la facundia de incurrir, como la presidenta argentina con Garzón o el presidente boliviano con acusaciones al PP, en graves injerencias en la política interna española.
7.- La presidencia española no ha sido punta de lanza en la mayor crisis que se recuerda del transporte aéreo a cuenta de la nube de ceniza del volcán islandés. Los daños al turismo y a las arcas de las ya débiles compañías aéreas no se han evitado con una acción de emergencia cuyo liderazgo correspondía a España por su presidencia rotatoria. Cuatro días tardaron los ministros de Transportes y Fomento en reunirse telefónicamente y tuvieron que ser las propias empresas de transporte las que indagasen sobre el alcance del peligro de la nube de ceniza que causó más estragos en los cielos europeos que el 11-S de 2001 en el mundo entero.
8.- El nuevo primer ministro británico, David Cameron, elegido el pasado 6 de mayo, ha viajado al continente, pero lo ha hecho a Berlín y a París, pero no a Madrid, ni siquiera a Bruselas, subrayando que el eje franco-alemán es el único que importa a Gran Bretaña, y omitiendo así cualquier consideración tanto a Zapatero como a las autoridades permanente de la UE.
9.- Estamos protagonizando durante este semestre, no sólo una crisis económica de alto bordo que inquieta a los mercados y al conjunto de la Unión. También protagonizamos una crisis socio-política traducida en un cuestionamiento del órgano de garantías constitucionales (TC) y de la propia Constitución (Estatuto de Cataluña) que plantea problemas serios de cohesión interna para adoptar medidas coordinadas con las comunidades autónomas como nos reclaman las instancias internacionales, al tiempo que somos el único país de la UE con, todavía, rescate público de entidades financieras (esta semana, Caja Sur).
Por otra parte, el Gobierno más débil y desasistido de la UE es el español: el pasado jueves aprobó las medidas de recorte del déficit público sin el concurso de ningún otro grupo político y antes hubo de hacer frente a una rebelión municipal que le obligó a rectificar mediante una fraudulenta “corrección de errores” el Real-Decreto Ley que restringía desde ya los créditos a los Ayuntamientos. Tras el pleno del jueves, el Gobierno ha quedado amortizado y la legislatura consumida. El veredicto lo dictó, inclemente, como Pujol en 1995 con Felipe González, Duran Lleida y CiU.
10.- Por fin, es posible –incluso probable— que, después de que el presidente de la patronal española dimita por su manifiesta falta de idoneidad para el cargo, se declare en España –no aún terminada nuestra presidencia europea- una huelga general que restaría a nuestro crecimiento, según los expertos, un 0,30%, del PIB del año, demostrándose así que los sindicatos en nuestro país son los más anacrónicos del continente y que culminan una “hazaña” sólo comprable a la de los griegos y, lejanamente, a la de los italianos.
Y este es el Waterloo de Zapatero a quien ya reclaman desde sus filas –véase el último artículo de Miguel Ángel Aguilar en el diario El País del pasado martes— que ceda el paso para que otro recomponga las filas y afronte la retirada socialista sin más bajas que las imprescindibles
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