jueves, 13 de mayo de 2010

Camps se tiene que IR

Es una cuestión de lealtad partidista y de responsabilidad política. Verán, este país vive horas muy dolorosas, como ayer se puso de manifiesto en el debate celebrado en el Congreso de los Diputados. El Gobierno está en retirada, el presidente ha entregado el timón a terceros que deciden por nosotros, y de todo esto solo podemos salir con la convocatoria de unas elecciones generales anticipadas que es a lo que está abocado este país. Y a esas elecciones, el Partido Popular, que es el que con toda seguridad va a ganarlas, debe llegar entero y con toda su atención puesta en demostrar a la ciudadanía que existe una alternativa a la política errática e incoherente, y fruto de la improvisación, de Rodríguez Zapatero. Eso significa que Rajoy no puede tener lastres, que no deberían existir otros factores que distraigan esa atención, y eso se traduce en que, aunque a veces pueda parecer muy injusto, el líder del PP tiene que tomar decisiones que le eviten enredarse en un asunto tan chusco y puñetero para el principal partido de la oposición como el ‘caso Gürtel’. Dicho de otro modo: no puede repetirse una situación como la de Bárcenas, que le ha provocado al PP un desgaste innecesario.


Esto lo saben en Génova 13 -hoy lo contamos en El Confidencial-, pero la pregunta que cabe hacer es la siguiente: ¿lo sabe Francisco Camps? Vaya por delante mi convicción en que Francisco Camps es una persona honrada, de la que estoy absolutamente convencido que no se ha dejado ‘comprar’ y mucho menos por tres trajes de poca monta, como lo estoy de que todo esto es un montaje perfectamente urdido para hacer un daño irreparable en las expectativas electorales del PP en Valencia porque si no es de esta manera el PSOE de Jorge Alarte y Leire Pajín no consigue ganar allí ni emborrachando a todos los valencianos. El informe de Hacienda es un montaje, como lo son los informes policiales que han dado pie a las acusaciones de financiación irregular y que misteriosamente aparecieron en manos del socialista Ángel Luna –que tiene mucho que esconder de su gestión como alcalde de Alicante, y mucho patrimonio personal cuya procedencia también habría que investigar- cuando eran secreto de sumario. Pero los hechos son los hechos: el Tribunal Supremo entiende que la recepción de esos trajes puede ser constitutiva de un delito de cohecho impropio, y ante eso hay poca defensa.


Porque a la decisión del Supremo no cabe ponerle siglas, por más que sea fruto de un recurso de los socialistas, luego hay que asumir su imparcialidad y, por lo tanto, la firmeza de su argumentación jurídica. Es verdad que, de ser así, el propio Supremo abre un precedente muy peligroso, porque seguramente muchos ministros de este Gobierno podrían se acusados del mismo delito en la medida que han recibido regalos, y en algunos casos muy caros, provenientes de empresas adjudicatarias de la Administración. Y qué decir del presidente del Congreso, José Bono, quien además podría haber incurrido en un delito mayor al haber pagado con dinero negro la adquisición de un caballo a su amigo Rafael Santamaría, tal y como el martes publicaba este diario. Lo que cabe exigir, y en eso está empeñado el Partido Popular, es que la justicia actúe por igual para todos, y si Camps tiene que ser juzgado por haber recibido tres trajes, no menos responsable de sus actos ante la Justicia debería ser el señor Bono. Pero, dicho eso, y reiterando por mi parte la convicción en que Camps es un político honrado, existe un componente de responsabilidad política que, como tal, debe de asumir.


¿Es justo pedirle a Francisco Camps este sacrificio político? No, sin lugar a dudas, pero en política la justicia se mide en términos de rentabilidad electoral, por muy horrible que nos parezca. Por eso, cabe apelar al sentido de la responsabilidad del propio Camps y a la obligación que como militante del PP tiene para con su partido y, sobre todo, para con los ciudadanos, en la medida que si este asunto acaba afectando electoralmente al PP los perjudicados serán ellos si Rodríguez y el PSOE siguen otros cuatro años en el poder. Yo estoy seguro de que la última encuesta del CIS está manipulada y de que, hoy por hoy, si hubiera elecciones el PP ganaría y, además, con mayoría absoluta. Pero en política la distancia más corta en el tiempo puede resultar una eternidad y hacer que las cosas cambien, y el PP no se puede permitir el lujo de que eso pase, porque el país necesita un cambio y ese cambio solo puede venir de la mano del centro-derecha. Además, a Camps le cabría el recurso a la rehabilitación, es decir, que si todo esto acaba en nada como parece que puede acabar, es probable que tuviera tiempo de volver por la puerta grande de las listas electorales o, si ya han tenido lugar las elecciones, de un puesto destacado en el Gobierno de Rajoy. Y eso lo podría pactar desde ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario