La Europa de los 27 atraviesa por un momento muy delicado. Posiblemente, el más difícil desde la constitución de la Unión. Incluso la propia supervivencia del euro empieza a ponerse en duda desde diferentes ámbitos. El último en hacerlo, el nobel de Economía en 2001, Joseph Stiglitz, que aseguraba recientemente que Europa no sólo se enfrenta a numerosos riesgos, sino incluso a una eventual desaparición de la divisa comunitaria.
La peor crisis que azota a los mercados desde la Segunda Guerra Mundial ha llevado a los gobiernos comunitarios a poner en marcha costosas medidas y planes de estímulo situando sus cuentas públicas en una complicada situación. De hecho, éstas han acelerado su deterioro en el último año y medio tanto en la Europa de los 27 como en la Eurozona de los 16 obligando a numerosos países idear austeros planes para contener el gasto de su Administración.
Como consecuencia de tales iniciativas, el déficit de la eurozona aumentó del 2% del PIB en 2008 al 6,3% en 2009 y este año todos los Estados miembros superarán el límite del 3% que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Por su parte, la deuda alcanzará de media en 2012 el 87% del PIB, 21 puntos más que cinco años antes y 27 por encima de lo establecido en el PEC.
A día de hoy, el incumplimiento afecta a las 16 naciones que integran la Unión Monetaria. Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal. Todos ellos tuvieron que pasar un duro examen y cumplir con los criterios de convergencia de Maastricht. ¿Cuáles eran estas exigencias?
1. Estabilidad de precios
Los estados miembros tendrán que tener un comportamiento de los precios sostenible y una tasa media de inflación, observada un año antes del examen, que no supere en más del 1,5% la media de los tres estados miembros menos inflacionarios.
2. Finanzas públicas sostenibles
El déficit público no superará el 3% del PIB y la deuda pública no superará el 60% del PIB, salvo que la proporción se reduzca suficientemente y se aproxime a un ritmo satisfactorio al valor de referencia.
3. Tipos de interés y de cambio
Los tipos de interés no pueden superar en más de un 2% la media de los tres Estados miembros con mayor estabilidad de precios, mientras que la fluctuación del tipo de cambio de la divisa del país que solicita entrar en la zona euro debe situarse dentro de los márgenes de la Unión Europea durante dos años sin sufrir graves cambios.
De todos los países que forman parte de la Eurozona, los incumplimientos más llamativos son los referentes a las finanzas públicas. El déficit y deuda pública se han disparado y en algunos casos llegan incluso a duplicar los límites exigidos. Por lo que se refiere al primero, los casos más preocupantes son los de Irlanda (14,3% del PIB), Grecia (13,6%), España (11,2%) y Portugal (9,3%). Reino Unido, aunque no forma parte del euro, tampoco entraría en la UEM si quisiera hacerlo ahora. Su déficit se situaba en el 11,5% en 2009.
Respecto a la deuda, Italia se lleva la medalla de oro (115,8%), Grecia la plata (115,1%), y Bélgica el bronce (96,1%). España, con una deuda pública que representa el 53,2% del PIB, todavía cumpliría, aunque suspendería en cuanto al déficit.
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