La vieja guardia socialista se mueve. No da crédito a la gestión económica de José Luis Rodríguez Zapatero y ve con temor la creciente personificación del Partido Socialista en el presidente del Gobierno. Dan por hecho que, “si se presenta a las próximas elecciones, las perderá sí o sí”, tal y como confiesan algunos de sus miembros a LA GACETA, aunque rehúsan ser etiquetados entorno a un grupo y, por supuesto, niegan conspiración alguna.
“Sí, muchos ex cargos del partido nos vemos en almuerzos o cenas y, lógicamente, comentamos la situación, pero de ahí no pasamos, aunque haya alarma ante el rumbo del Gobierno y del partido”, destacan. Sin embargo, cada vez son más los renombrados socialistas –a los que se unen ex ministros del propio José Luis Rodríguez Zapatero–, que realizan futuribles y ponen nombres sobre la mesa pensando en un recambio. El último que ha sonado con más fuerza “ha sido Solchaga”, quizá por “su barra libre en la crítica al Gobierno” en las últimas apariciones públicas del ex ministro de Economía y Hacienda durante la etapa de Felipe González. Sin embargo, sus viejas y sonadas rencillas con el guerrismo prácticamente le invalidan como alternativa antes de que pudiera plantearse más seriamente.
No es el único nombre que ha sonado en cenas y despachos de alto postín. Al malestar de veteranos socialistas ante la deriva del Ejecutivo se une el de reputados empresarios y financieros próximos al PSOE que “dan por amortizado” al presidente del Gobierno. “Las claves siguen siendo Sonsoles y la evolución económica”, reseñan fuentes socialistas con interlocución tanto en el Gobierno como entre la denominada vieja guardia. El análisis que establecen es el siguiente: “La mujer del Zapatero le ha dicho que ya está bien, no hay más que ver lo que se ha dicho desde su entorno sobre la jaula de Moncloa, y ella no está dispuesta a una legislatura más. Ahora bien, Zapatero parece que está acusando la crisis y la ha interiorizado como algo personal, y no parece que vaya a renunciar a intentar una tercera legislatura si antes no logra que despegue la economía, como mínimo, al 1%”.
Entre la visión de estos socialistas destaca sobremanera su enfado por el férreo control al que Zapatero somete al partido. “Puro poder, lo controla todo por poder, pero no seduce y su liderazgo es tan fuerte como frágil y, en cuanto tenga el primer resbalón, no habrá nadie para levantarlo”, añaden. Asimismo, critican la ausencia de debate interno. “No es que no haya críticas; si es que ya parece que ni hay sensibilidades”, se lamentan.
Quinielas
Así, en un principio informalmente, van sonando posibles recambios: Javier Solana (sin embargo, hoy parece que se le ve “bajo” y “sin ganas de líos”), Miguel Boyer (“que ha tenido algún contacto con Zapatero, pero está alejado del partido y no parece que se embarcara en este fregado”), Carlos Solchaga... Todos ellos, al igual que otro cortejado como Joaquín Almunia, tienen un punto en común: experiencia ejecutiva económica en la Administración.
Al Maquiavelo de León se le acumulan los problemas. El Ejecutivo socialista arrastra su indecisión ante “las reformas estructurales que se exigen en estos momentos”, declaran las mismas fuentes, y en la oposición ya comienza a abrirse paso la posibilidad de un adelanto electoral. El Gobierno niega tajantemente cambios en el calendario electoral. “Estamos gobernando, tenemos mucho trabajo que hacer”, respondía la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega el pasado viernes en respuesta a la prensa.
Entretanto, prosiguen las críticas a Rodríguez Zapatero y las reuniones informales entre ex dirigentes del PSOE y del Gobierno. Le están esperando.
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