Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, presidenta de la Comunidad de Madrid, que subvencionaba -por vías varias- las iniciativas empresariales del locutor y se aseguraba de que ambos trituraban a su adver sario y compañero de partido, Alberto Ruiz-Gallardón, y de terioraban, ridiculizándole, a su presidente nacional, Mariano Rajoy. Además, Aguirre aportaba Telemadrid a las nutridas huestes de la conspiración, convirtiéndose así en la aliada im prescindible. A tal punto, que cuando Jiménez se quedó sin micrófono en la COPE en julio de 2009, la presidenta de Ma drid ya le había adjudicado el mejor poste de la capital, desde el que emite bajo la marca de Es.radio.
Lo más grave no era, en consecuencia, el abuso de los per sonajes, sino el grave error de juicio del cardenal de Madrid y la debilidad compungida de los demás prelados, así como la docilidad con la que el primer partido de la oposición aceptaba, día sí, día también, el castigo de Jiménez a sus dirigentes, infligido en solitario o en compañía de otros periodistas conter tulios.
*Fragmento de La destitución. Historia de un periodismo imposible. José Antonio Zarzalejos.
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