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EL MERCADO NO SE FÍA DE ZAPATERO
Roubini alerta: España, "al borde del precipicio" del impago de deuda
A pesar del fondo de rescate de 750.000 millones de la UE; a pesar del tijeretazo; incluso a pesar del apoyo del BCE, el mercado no confía en la deuda española. El diferencial con la alemana alcanzó los 180 puntos el miércoles y Nouriel Roubini alerta: España está “cerca del precipicio”.
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2010-06-02ImprimirEnviarCorregirComentar
D. SORIANO
Aunque en los últimos meses han sido habituales las noticias sobre el encarecimiento de la deuda española, esta tendencia parecía haberse remitido tras el paquete de rescate de 750.000 millones aprobado por la UE. De acuerdo con este pacto, el conjunto de la zona euro rescataría a las economías en apuros. Esto es tanto como decir que Alemania se compromete a pagar la deuda española en caso de impago.
Pues bien, ni aún así el mercado se acaba de fiar de los bonos del Tesoro. Por eso el diferencial con la deuda alemana se ha disparado en los últimos días hasta los 180 puntos básicos. En el caso de que tanto España como Alemania logren cumplir con sus obligaciones -y las consecuencias de que no lo hicieran serían terribles para la economía mundial- los tenedores de bonos hispanos recibirán más interés que los de los germanos.
Por eso, en teoría, ambos países deberían pagar el mismo interés, ya que comparten moneda: la diferencia entre ambos sólo se explica por la tremenda desconfianza de los mercados hacia la situación de las cuentas públicas españolas. Una incertidumbre que la política económica del Gobierno no ha logrado reducir.
Roubini: “cerca del precipicio”
Nouriel Roubini, uno de los economistas de moda, lo ha resumido quizás mejor que nadie en una columna en Financial Times. En el artículo, el profesor alerta de que la “crisis de la deuda soberana” podría provocar “la desintegración de la moneda única y una nueva recesión”. Por eso, avisa de que aunque Grecia ha sido “la primera en caer por el precipicio [del impago de la deuda], Irlanda, Portugal y España están muy cerca de seguirla”, informa Europa Press.
Además, Roubini puede alegar que esta opinión no se basa en meras suposiciones sino que sigue los pasos del mercado. En las dos últimas subastas, el Tesoro no ha logrado colocar toda la deuda emitida, pese a ofrecer un interés mucho más elevado que en ocasiones anteriores.
Así, el 18 de mayo sólo adjudicó 6.436 millones (cuando el mínimo esperado era de 6.500) a pesar de que ofreció un interés que doblaba al de un mes antes. Y de nuevo el 25 de mayo, para colocar las letras a seis meses debió ofrecer una rentabilidad del 1,320% frente al 0,76% de la subasta precedente.
Incluso El País desconfía
Incluso el diario El País ha alertado en los últimos días sobre la insostenible degradación de la deuda pública española. Así, el pasado lunes publicaba un artículo titulado El mercado es más duro que las agencias con la deuda española. En este reportaje se destacaba que, a pesar de las críticas del Gobierno a las agencias de calificación como S&P y Fitch por las rebajas en la nota de la deuda española, ésta es aún superior a la que se merecería si se mirase sólo su precio en el mercado.
En este momento, S&P califica a España con ‘AA’ y Fitch con ‘AA+’. Sin embargo, la rentabilidad en el mercado de los bonos a 10 años es de 4,32%, superior a la que se pide por la deuda de países como la República Checa o Eslovaquia que, sin embargo, reciben peor nota de las agencias.
Lo peor está por llegar
Pero el mayor problema para el Gobierno es que lo peor esté, quizás, por llegar. En julio, apenas dentro de cuatro semanas, el Tesoro tendrá que colocar en el mercado cerca de 25.000 millones de euros. Por eso hace ya tiempo que este mes está marcado en rojo en las agendas de los inversores internacionales como el “Día D” de la economía española, el momento en el que su solvencia y su capacidad de generar confianza se enfrentarán a su más dura prueba.
Para numerosos analistas, el Gobierno no podrá superar este obstáculo sólo con el tijeretazo. Los quince mil millones de recorte que implica este plan de ajuste no son suficientes y se esperan nuevas reformas, especialmente en el mercado laboral, que permitan una recuperación de la economía española y de los ingresos públicos.
Pero, si en estas semanas José Luis Rodríguez Zapatero no consigue algo de confianza por parte de los inversores internacionales, el fantasma del impago (default) de la deuda, sin duda el drama más grave que puede afectar a una economía, podría sobrevolar España.
Primavera “horribilis”
La deuda española está sufriendo una primavera “horribilis” debido a la desconfianza de los mercados en que el Gobierno pueda cumplir con todos sus compromisos. Desde que el 26 de abril el diferencial de la deuda española con la alemana superara los 100 puntos, su precio no paró de subir hasta que el día 6 de mayo cotizó a 163 puntos básicos. Esto quiere decir que ese día si el Tesoro español quería financiarse tenía que pagar un interés 1,63% mayor del que tendría que pagar el alemán.
Es evidente que en un contexto de un déficit disparado como el actual, que provoca que el nivel de deuda crezca cada día, un precio al alza de la financiación puede llevar a un colapso del Gobierno y al correspondiente default.
Precisamente, para evitar ese riesgo es por lo que la UE acordó la creación del Fondo de Rescate de 750.000 millones que se forjó en Bruselas la noche del día 9. Y al principio parece que esa noticia logró su objetivo: el precio de la deuda española cayó a la mitad en una única sesión. Los mercados interpretaron que los Veintisiete (y especialmente Alemania) respaldaban la deuda española. Es decir, que el bono español pasaba a ser un pasivo germano con todo lo bueno y lo malo que eso implica.
Lo bueno, se suponía, era que el coste de la financiación pública bajaría notablemente. Lo malo para el Gobierno (aunque quizás no para la economía nacional) era que España se convertía de facto en un protectorado alemán -disfrazado tras la UE- y tendría que aplicar las medidas de ajuste que Angela Merkel dispusiera. Fruto de este acuerdo, llegó el tijeretazo que todos los mercados interpretaron como una imposición exterior a Rodríguez Zapatero.
Sin embargo, aquel respiro sólo ha durado unas semanas y desde hace unos días el coste de la deuda española ha vuelto a dispararse hasta llegar a los 170 puntos de diferencial de este martes.
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