En el último minuto, pero justo a tiempo. Barack Obama, presidente de Estados Unidos, ya está en Toronto, para asistir hoy a la cumbre de jefes de estado del G20 (grupo que integra a las mayores potenciales industriales, las economias emergentes y la Union Europea).
Como quería, Obama llega a la cita cantando victoria, con la reforma de la regulación financiera ya consensuada por el Congreso, después de un acuerdo alcanzado contrarreloj, durante la madrugada del viernes, escasas horas antes de que el demócrata saliera rumbo a Toronto.
“Con este proyecto convertirmos a Wall Street en el responsable de que no se repita una crisis financiera como la actual, de la que todavía nos estamos recuperando”, indicó ayer Obama.
El proyecto, que llega más de un año después de que se iniciara su tramitación y que ha sido sometido a decenas de revisiones, busca eliminar lagunas regulatorias que existían el sistema actual y frenar las prácticas de riesgo que causaron la crisis financiera. La redacción definitiva es ligeramente menos dura de lo que pretendía Obama. El texto legal, que se debe votar todavía la próxima semana, recoge en torno al 90% de las pretensiones del demócrata.
Pese a esta menor dureza, la iniciativa es la reforma más ambiciosa que se aprueba desde la Gran Depresión (1930) e introduce nuevos y significativos corsés sobre la banca. La reforma, que pone a casi todo el sector bajo la supervisión de la Fed, es especialmente exigente con las entidades de gran tamaño, sobre todo con los seis mayores (Bank of America, JPMorgan, Citi, Wells Fargo, Goldman Sachs y Morgan Stanley) que suman unos activos de 9,4 billones de dólares (7,6 billones de euros).
Las grandes entidades podrán ser liquidadas más fácilmente por los reguladores en caso de que estén en peligro de quiebra y su contribución al riesgo del sistema estará más vigilada. A pesar de que no se prohiben muchas de sus actividades, sí se introducen límites estrictos, hasta ahora inexistentes.
Wall Street, responsable
Objetivo
La reforma de la regulación endurece y actualiza unas leyes que estaban en vigor desde 1933 con el fin de evitar lagunas entre los organimos y restringir las prácticas de riesgo que provocaron la crisis financiera.
Calendario
La iniciativa, que ha estado más de un año en tramitación, se votará la semana que viene en el Congreso y será firmada por Barack Obama el 4 de julio. El grueso de su materialización se hará efectivo en 18 meses.
Afectados
La reforma afecta a todo el sector financiero, pero es más exigente con la banca de gran tamaño. Ésta estará más vigilada por los supervisores (sobre todo la Fed) y tendrá nuevos límites en el ejercicio de su actividad.
Consecuencias
Las grandes entidades, además, van a necesitar más capital y van a tener que escindir negocios, como determinados derivados financieros. Por ello, pueden desencadenarse movimientos corporativos.
Los ganadores
Regla Volcker
La reforma incluye la Regla Volcker, que supondrá que los bancos tengan menos libertad para operar por cuenta propia. Esta actividad, sin embargo, no se prohíbe, sino que limita. Los bancos podrán invertir en hedge funds o en fondos capital riesgo, pero sin superar el 3% de su capital. Hasta ahora no existía ningun limite.Además, tendrán que escindir parte del negocio de derivados financieros.
Los perdedores
Los mayores
La reforma es especialmente exigente con la banca de gran tamaño, que tendrá que hacer frente a más requerimientos de capital (las titulizaciones no computarán como recursos propios de calidad). Además, ninguna entidad podrá controlar mas del 10% de los pasivos de todo el sector. A pesar de ello, el sector gana en certidumbre al haber finalizado el largo proceso de tramitación parlamentaria.
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