El mismo día, los gobiernos de dos de las tres grandes potencias europeas, Alemania y Gran Bretaña, anunciaron a sus ciudadanos "dolorosos" planes de ajuste que demuestran que lo peor de la crisis económica está por pasar. "Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", admiten en Berlín.
El plan alemán de ajuste económico -con el que el Gobierno pretende ahorrar 80.000 millones de euros hasta 2014- está centrado en recortes sociales, que afectan ante todo a los parados de larga duración, aunque también contempla medidas que repercuten en los bancos y los grandes consorcios energéticos.
"Lo que vemos ahora en Grecia y en otros países nos muestra la importancia que tiene la disciplina financiera", dijo Merkel al presentar el conjunto de medidas de ajuste ante la prensa.
El vicecanciller y ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, dijo, por su parte, que el plan era necesario ya que se debía volver al principio de que los gastos se deben regir por los ingresos.
"En los últimos años hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades", dijo Westerwelle.
Los partidos de la coalición acordaron no hacer recortes en los sectores de educación y ciencia pero si en el sector de obras públicas donde la realización de algunos proyectos, entre ellos la reconstrucción del Palacio de los Hohenzollern en Berlín, se aplazarán.
Merkel y Westerwelle calificaron el plan de ahorro de "equilibrado" y señalaron el aporte que hacen al mismo la industria y las administraciones públicas, donde se deberán recortar 15.000 puestos de trabajo de aquí a 2014.
El aporte de la industria lo harán ante todo los consorcios energéticos, que tendrán que pagar un impuesto especial por la prolongación de la vida de las centrales nucleares, y los bancos, para los que se proyecta un impuesto a las transacciones financieras, a más tardar a partir de 2012.
Además, a partir del año próximo se introducirá un impuesto ecológico al transporte aéreo, adelantándose así a una medida europea planificada para 2013
Sin embargo, las medidas más duras tienen que ver con el gasto social y afectan especialmente a los parados de larga duración, que dejarán de recibir subsidios por maternidad o paternidad en los primeros años y, además, el Estado dejará de pagar sus cotizaciones a las cajas de pensiones, lo que deberá llevar a las arcas públicas un ahorro de 2.000 millones de euros al año.
Esta última medida fue justificada por Merkel, que dijo que el pago de las cotizaciones aumenta muy poco el nivel de la pensión de los parados de larga duración que en todo caso tienen derecho a una pensión mínima.
Además se plantea hacer más eficaz la política de fomento al empleo, prescindiendo de algunos instrumentos y reduciendo la burocracia.
Las propuestas de algunos sectores de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de Merkel, y su ala bávara la Unión Socialcristiana (CSU) de combinar los sectores sociales con un alza de la tarifa impositiva máxima, por razones de justicia social, fue rechazada por el FDP de Westerwelle.
Este justificó el rechazo a un aumento de la tarifa impositiva máxima diciendo que el impuesto a la renta es el que rige para muchas empresas medianas y pequeñas, por lo que cualquier subida en las tarifas las perjudica, y por extensión es negativo para el crecimiento económico y el empleo.
Cameron: unor recortes "inevitablemente duros"
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, preparó hoy a sus conciudadanos para una serie de recortes que, según dijo, afectarán sustancialmente a su "modo de vida", tras anunciar que el déficit público del Reino es "peor de lo estimado".
En un discurso durante una visita a Milton Keynes, a las afueras de Londres, Cameron avisó de que esos recortes, que se centrarán sobre todo en el sector público, serán "inevitablemente duros", pero que la inacción sería todavía peor.
Si no se interviene ahora, insistió, en cinco años los intereses sobre la deuda podrían ascender a 70.000 millones de libras (85.000 millones de euros), más de lo que se invierte actualmente en escuelas, transporte y en atajar el cambio climático.
Preguntado por los periodistas, el jefe del Gobierno de coalición, que estuvo acompañado por el responsable del Tesoro, el liberaldemócrata Danny Alexander, admitió que seguramente habrá que bajar salarios, pensiones y subsidios sociales.
Sin embargo, Cameron, que no precisó cifras, se comprometió a efectuar esos recortes -destinados a reducir un déficit que se eleva a 156.000 millones de libras (177.840 millones de euros)- de manera que no perjudiquen "a aquellos a los que debemos ayudar más" ni de forma que "dividan al país".
Pese a su esfuerzo para convencer de su intención de hacer los recortes de forma justa, los sindicatos criticaron la falta de medidas para el sector financiero, al que responsabilizan del mal estado de la economía británica.
"No ha habido nada en su discurso que haya dicho a los ricos, al sector bancario y financiero o a los especuladores de la 'City' que su privilegiado modo de vida va a cambiar", denunció el secretario general de Unison (sindicato del sector público), David Prentis.
Su colega del sindicato de servicios comerciales y públicos, Hugh Lanning, acusó a Cameron de "intentar pintar al sector público como el problema. Pero la deuda no fue causada por el sector público, sino por los bancos y la crisis financiera, y querríamos ver que ellos también soportan un poco del dolor, no sólo nosotros".
En su intervención, Cameron insistió en que el estado de las cuentas era "el legado" del Gobierno laborista (1997-2010), al que acusó de engrosar el sector publico en detrimento del privado.
Acusó a la anterior administración de haber "desequilibrado" la economía y concentrado los bienes del país en "unas pocas industrias selectas", basando el crecimiento económico en pilares insostenibles a largo plazo, como los servicios financieros, la inmigración y el gasto público.
A este ataque, el ex ministro de Economía, el laborista Alistair Darling, respondió que los conservadores estaban utilizando la excusa del déficit para efectuar los recortes que "siempre habían querido hacer".
"No hay nada nuevo ahora que no se anunciara en mi último presupuesto del mes de marzo. Pretender que ha abierto los libros y ha encontrado las cosas peor de lo que esperaba es una tontería", declaró Darling a la BBC.
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