Finn E. Kydland, premio Nobel; ingresa en la Real Academia de Economía (Racef)
"Una política económica debe ser, ante todo, predecible"
LLUÍS AMIGUET - 14/06/2010
Tengo 66 años: pueden negarme sabiduría, pero no experiencia en crisis. Soy un noruego orgulloso de cómo reparte Noruega su riqueza entre sus ciudadanos. Soy asesor de la Reserva Federal de EE.UU. Hoy diserto en el Parlament de Catalunya sobre la crisis española
Los economistas sabemos que la prosperidad duradera sólo se consigue con decisiones a largo plazo, pero a los políticos sólo les preocupan los efectos a corto plazo, el que queda hasta las próximas elecciones.
¿Qué es prioritario: recortar déficit o estimular la demanda para crear empleo?
Los políticos tienden a sobreestimar su propio poder: el efecto de la inversión pública. Llevo toda la vida estudiando en mis modelos cómo reaccionan los sistemas económicos a las medidas políticas...
¿Qué ha aprendido?
He comprobado que las inversiones de estímulo de los gobiernos crean menos demanda que déficit en las cuentas públicas. Y, después, alguien tiene que pagar ese gasto.
... Pagarlo, pero a largo plazo y, decía Keynes, "a largo plazo, todos muertos".
Pero a corto podemos acabar más pobres, porque el déficit lastra la inversión desde el momento en que se crea, ya que sabemos que ese dinero público hay que devolverlo.
Pero, mientras, la inversión pública crea demanda, reduce paro, aumenta el PIB y la recaudación fiscal... Y sin sufrir.
El factor determinante en la creación de riqueza es la innovación tecnológica, y quienes realmente saben crear empleo duradero y sostenible de calidad son los inversores más preparados y no los gobiernos: la riqueza la crean las innovaciones tecnológicas junto al capital que las hace posibles.
¿Y cómo se logra?
Necesitan tiempo. Por eso el déficit público es contraproducente, porque un inversor antes de invertir y arriesgar su dinero en un país al imprescindible largo plazo se hace la gran pregunta: "¿Podré recibir en este país cuando corresponda, dentro de unos años, los beneficios de tanto esfuerzo y riesgo?".
¿Y por qué se decide a arriesgar?
Sólo arriesga cuando está seguro de que las reglas del sistema económico no van a cambiar. Necesita - antes que nada-predictibilidad: estar convencido de que el gobierno del país en que invierte no le subirá impuestos cuando le toque al fin tener beneficios.
Tiene sentido.
Y si ve mucho gasto público, lo que sabe es que - más pronto que tarde-sufrirá aumentos de impuestos, y en ese caso preferirá irse a otro país antes que arriesgarse a que el fruto de su inversión se lo lleve el fisco.
Y sin inversión no hay crecimiento.
Por eso no soy optimista respecto a los próximos años en Occidente. Ya ve los problemas que causa el déficit en Europa. Y he calculado que, para pagar sus paquetes de estímulo, Obama tendrá que subir los impuestos un cinco por ciento.
Pero está bien si ese gasto público ha servido para reactivar la economía...
Ese gasto causa otros efectos indeseables. Imagínese que el Gobierno español subvencionara el sector de la construcción para paliar el paro. Esa subvención sólo prolongaría la agonía de ese sector ineficiente.
Pero, de momento, frenaría el paro.
De momento, esa subvención masiva lograría que los trabajadores y empresas de la construcción no hicieran el imprescindible esfuerzo de reciclarse y emplearse o invertir en otros sectores que sí tienen futuro.
Por ejemplo...
Todos los países más prósperos del planeta se caracterizan por ese flujo continuo de recursos hacia los sectores más innovadores.
¿Es lo que le dicen sus modelos?
Sí, pero los políticos no hacen mucho caso, porque es difícil que les preocupe el efecto de una decisión más allá de su mandato.
Los modelos de predicción de los organismos oficiales (FMI, Banco Mundial, instituciones...) se equivocan a diario.
¿Sabe por qué es tan difícil anticipar el comportamiento de una economía?
¿. ..?
Porque muchos gobiernos van cambiando sus políticas al albur de encuestas y elecciones. Y eso hace imposible la predicción fiable que tanto necesitan los inversores: ¿cómo adivinar el próximo bandazo de la política de un gobierno? Por eso lo más efectivo que puede hacer un gobierno en economía es ser predecible: mantener su rumbo. Ser predecible y transparente a largo plazo.
Por demostrar eso le dieron el Nobel.
A Prescott y a mí nos dieron el Nobel por demostrar con nuestros modelos que la actuación errática de muchos gobiernos introduce impredecibilidad en los sistemas económicos y, al introducirla, los hace ineficientes y aumenta el riesgo de las inversiones.
Y el dinero odia los sustos.
Por eso los países más predecibles con tradición de fiabilidad más allá del partido que gobierne son también los que mejor capean las crisis y - a la larga-los más prósperos.
Por ejemplo...
Argentina tiene un historial de suspensiones de pago, mentiras y corrupción que la hace más impredecible que Irlanda, que jamás ha falseado sus cifras. Por eso Irlanda capea mejor sus crisis: la percepción de los inversores es que da menos sustos.
¿Tendrán euro nuestros hijos?
Los problemas del euro recuerdan cuando Menem fijó la paridad de 1 dólar = 1 peso en Argentina en los 90. Tener una moneda predecible mejoró la economía al principio, pero antes de una década volvió a hundirse.
¿Por qué?
Porque cada región gastaba al antojo de sus políticos: al final, aquello se hizo primero impredecible y luego insostenible.
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lunes, 14 de junio de 2010
La Contra| página nº 72
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Enanitos sabios
Cuando explica sus investigaciones, Kydland señala su portátil y responde con un guiño: "Ahí dentro llevo millones de enanitos que me explican cómo crear empleo". Es broma a medias, porque Kydland recibió el Nobel en el 2004 - junto con Prescott- precisamente por diseñar modelos que reproducen las condiciones de las economías reales con sus millones de empleados, políticos y empresarios para contestar a preguntas como: "¿Cuánto empleo crea una innovación tecnológica y cuándo?". Hoy explicará en el Parlament la respuesta: "Porque es mejor que los políticos ensayen sus iniciativas en mis modelos antes de que se arriesguen a equivocarse en la economía real"
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