jueves, 9 de diciembre de 2010

Zp El Mafioso

Encantador

“Zapatero es un político astuto, como un felino en la jungla”, rezaba el titular de primera plana del rotativo de Prisa, aunque en el de páginas interiores preferían este otro: “Zapatero lleva mal que le den clases de algo”. Y así se entiende que estemos como estamos. Algún juicio duro de pasada sobre su relación con la ex vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, a la que “no tiene lealtad personal” y de la que el embajador de turno aseguraba que la dejaría caer “en el momento que deje de serle útil”. Acertó de pleno. También había buenas palabras para Alfredo Pérez Rubalcaba: “Muy capaz, serio, encantador; es el más impactante miembro del Gobierno”.

Y si José Antonio Alonso era despachado como un hombre “muy leal” a Zapatero, en el capítulo de los que había que seguirles la pista se encontraban dos nombres: el secretario general de Presidencia, Bernardino León, y la ministra de Defensa, Carme Chacón. Del primero advertía un cable que es el “chico de oro del Ejecutivo” llamado a mayores responsabilidades en el futuro; de la segunda, “lista” pero “inmadura políticamente”, había que seguirla con la “vista puesta en el futuro”.
Los peor parados

Quienes se llevaban la peor parte en los informes eran el actual ministro de Fomento, José Blanco, y el ex titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. A Blanco lo retrataban como una “persona no fiable”, que “no mira a los ojos de sus interlocutores cuando estrecha la mano” pero con el que “debe mantenerse el contacto [...] para continuar enviando mensajes a Zapatero”. Un correveidile, vamos.

Ahora, que para retrato al vitriolo el de Moratinos, al que dejaban por los suelos: “No es el más brillante miembro del Gabinete”, “egoísta”, “impredecible”, “se considera a sí mismo puente entre EE UU y Estados complicados como Siria, Cuba, Irán y algunos elementos palestinos”, etc. Atención a esta frase lapidaria para un diplomático: “Es dado a gritar a los embajadores extranjeros y castigarlos a la menor oportunidad para ponerlos en su sitio”.

No faltaba en la galería, aunque sin ubicación clara, José Bono, un “sabueso mediático” que aunque “se presenta a sí mismo como amigo de Estados Unidos, sus intervenciones en la venta de armas a Venezuela, la salida de las tropas de Irak y otros asuntos ponen en entredicho esa imagen”.
Mentirosos

Para poner la guinda al pastel, José Yoldi arremetía contra la doble moral de Gobierno y Fiscalía en el ‘caso Couso’. “Ministros y fiscales alardearon de apoyar a los Couso, pero les engañaron”, adelantaba la entradilla de un artículo en el que podía leerse lo siguiente: “A la vista de lo expuesto, o a López Aguilar y Conde-Pumpido no se les entendió o a alguien no le dijeron la verdad. Aunque todo parece indicar que al fiscal general y al ex ministro les es de aplicación aquella frase que decían los indios en las películas del Oeste: ‘Gran jefe blanco habla con lengua de víbora”. Jau.
Otro aviso

Ernesto Ekáizer, en ‘Público’, hacía su propio análisis sobre la crisis del fin de semana con un dato curioso: “La marcha atrás de los controladores ante el estado de alarma, la movilización y la militarización del conflicto sorprendió al propio Gobierno, según fuentes consultadas”. Otro más curioso aún: “El convenio vencido en diciembre de 2004 y en el último año los enfrentamientos públicos y privados hacían presagiar un enfrentamiento al estilo del pulso que mantuvieron los sindicatos con Ronald Reagan en 1981”.

Y si Ekáizer tildaba a los controladores de “aristocracia obrera engordada por los Gobiernos del PP y del PSOE”, eso no le impedía hacer una valoración menos triunfalista de la solución dispensada: “El primer ministro, perdón, vicepresidente primero, ha salido reforzado personalmente, pero el coste de imagen, militarización mediante, se dejará sentir. La procesión irá por dentro. Y algunos, como los mercados, que echan un pulso a diario al Gobierno, de momento van arrancando al Ejecutivo aquello que quieren”.
Desdichas socialistas

La jornada estaba de bajón entre los periodistas de izquierdas. Ni siquiera se libraba del contagio pesimista Enric Sopena, que en ‘El Siglo’ hacía un repaso de la cascada de “desdichas” que se han tragado el cambio de ministros de este otoño: “Los graves sucesos acontecidos en el Sáhara Occidental, con el Gobierno de Marruecos por medio y en plan amenazador, dañaron la imagen del socialismo español. Luego se le echó encima la realidad política en formato catalán. Las elecciones del 28 de noviembre condujeron al PSC a una debacle sin precedentes. El desplome socialista superó las expectativas más pesimistas […].

En paralelo, la organización WikiLeaks viene difundiendo filtraciones que confirmarían una doble moral del Gobierno Zapatero en relación a EE UU y sus semiocultas barbaridades en Irak y Guantánamo. Tales revelaciones sobre todo erosionan a Zapatero y a determinados ministros y altos cargos”.
¿La conclusión de Sopena? “Entre los mercados especuladores y las desdichas políticas, al PSOE le espera, al parecer, un tiempo adverso y prolongado. ¿Sobrevivirá Zapatero ante tanta desgracia? Razonablemente, no”.

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