En el caso de nuestro país, los socios del euro no se guardaron en elogios. «Nos ha impresionado mucho el programa anunciado por España», indicó en la rueda de prensa posterior el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, quien con un rotundo «sí» consideró el paquete anunciado como suficiente.
El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, dio un paso más allá e indicó que es «exhaustivo y sustancial en todos los frentes». Y destacó pasos como la transparencia en el sistema bancario español, la reestructuración de las cajas o la privatización de los aeropuertos. «El mejor remedio contra el contagio es la consolidación presupuestaria», aseguró. Con la «determinación demostrada» por el Gobierno español «debería alcanzar el objetivo de déficit del 6% del PIB fijado». El elogio español tomó relieve especialmente porque los planes anunciados por Portugal, el otro país en la picota de los mercados, también fueron valorados. Sin embargo, el presidente del eurogrupo indicó que han pedido a Lisboa que «nos especifique más el detalle».
Los países del euro también llegaron a Bruselas para discutir posibles remedios para arrancar de raíz la embestida especulativa de los mercados. Tras la aprobación del fondo de rescate de 750.000 millones de euros en mayo pasado, con fondos de la UE y de la FMI, fuentes comunitarias reconocieron que «ya no quedan muchas balas en la recámara». Entre las opciones que se barajaron en las horas previas, se incluía el aumento de este fondo de rescate, tal y como defendió el FMI, cuyo director Dominique Strauss-Kahn también participó en el Eurogrupo. Esta posibilidad volvió a agitar los mercados. Los inversores se alejaron ayer de los títulos de países como España, cuya prima de riesgo aumentó hasta los 236 puntos. Engordar el fondo puede ser la señal más clara de que estos países pueden necesitar la ayuda. El presidente de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, Klaus Regling, insistió en que es un error aumentar el fondo, y reiteró una y otra vez que este instrumento tiene reservas suficientes para «casos relevantes si se necesita».
Antes del encuentro, Juncker también había dejado la puerta abierta a la vieja idea de los eurobonos, al publicar en el Financial Times un artículo conjunto con el ministro de Finanzas italiano, Giulio Tremonti, desempolvando este viejo tabú. Para los firmantes, la emisión de deuda de la eurozona sería la cuadratura del círculo, ya que impondría disciplina fiscal a los Gobiernos, que dejarían así de estar sometidos a los ataques de los mercados y, por ende, daría oxígeno a la recuperación económica global de la UE.
Vieja aspiración
La idea de los eurobonos es una vieja aspiración en los pasillos comunitarios que, por el rechazo de los alemanes siempre ha encallado antes de ver la luz. La crisis no ha cambiado la postura germana. Y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, volvió a tumbar esta posibilidad ayer por la penalización que cargarían los países con una ventaja competitiva de sus bonos en el mercado, por el espacio que dejaría para la complacencia de los países con reformas pendientes y por la complejidad que plantearía al requerir una reforma de los tratados.
Este último punto también fue observado por Elena Salgado, a quien le pareció poco realista esta posibilidad por la cirugía que implicaría en las normas básicas de la UE. «Me parece una posibilidad a explorar, pero implica cambios en el tratado, así es que no veo que sea posible de manera inmediata», dijo a su llegada al Eurogrupo. Más convencido se mostró el comisario de Asuntos Europeos, Olli Rehn, quien, con la prudencia que suele mantener en el arranque de los debates, señaló que la idea es «intelectualmente atractiva».
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