La amenaza de los vencimientos de deuda de las cajas de ahorros es mucho más acuciante de lo que se pensaba, según el propio Banco de España. El subgobernador Javier Aríztegui alertó este viernes en Granada de la "necesidad de acudir a los mercados de financiación mayorista a partir de la primera quincena del mes de enero de 2011". "A partir del próximo mes de enero de 2011 habrá que renovar en los mercados unos volúmenes significativos de financiación ajena", reiteró en el transcurso de unas jornadas sobre la reestructuración de las cajas y los SIP.
Para poder renovar esos fuertes vencimientos, Aríztegui considera esencial que las integraciones de cajas informen con todo detalle de su transformación y del estado de sus balances a los inversores, para lograr vencer la pésima imagen que tienen las cajas actualmente en el exterior. "Si no se logra una comunicación fluida, habrá que afrontar un escenario complicado", advirtió el subgobernador.
La tarea es ingente, dado que los mercados están cerrados para todas las entidades españolas -incluidas los dos grandes bancos- desde octubre; nadie ha podido emitir desde entonces ni siquiera cédulas hipotecarias. Además, tienen que vencer el rechazo absoluto de los inversores internacionales a las cajas: "No es que produzcan rechazo, es que están apestadas", afirmó el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díaz, en las mismas jornadas.
En el discurso, el subgobernador insistió machaconamente en la irreversibilidad de los SIP (fusiones virtuales) y en su equiparación a las fusiones tradicionales. Y pidió a las cajas implicadas en estos procesos que superen sus enfrentamientos y alineen sus intereses en una única dirección, la del nuevo banco. "Deben actuar con una única meta, puesto que no caben ya visiones individuales", sentenció.
Del mismo modo, pidió que se acelere el proceso de integración, incluso después de culminar la constitución de los SIP en la fecha tope del 24 de diciembre impuesta por el gobernador Fernández Ordóñez.
La necesidad de emitir con urgencia, las nuevas exigencias de capital de Basilea III y el aumento de la percepción del riesgo "apremian a todos es imponen una nítida reducción de todos los plazos previstos. En la práctica, tienen que acortarse de forma significativa los calendarios de los planes de integración que se barajaban hace seis meses", concluyó el subgobernador
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