Partiendo como siempre de un hecho histórico, el director de Es la noche de César nos hace toda una tesis de por qué los incompetentes son más propensos a ascender. Vidal ha enumerado uno por uno los incompetentes que hay en el Gobierno y nos señala "sus méritos".
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Audio: Editorial de César. Corbacho se va
2010-10-15
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César Vidal
Cuenta la Historia que en los años setenta del siglo pasado dos autores llamados Laurence Peter y Raymond Hull escribieron un libro titulado El principio de Peter. En sus páginas, ambos llegaban a una conclusión y era la de que en el seno de las empresas la gente que es incompetente sube con mayor facilidad que los competentes ya que éstos son contemplados como peligro por sus jefes y compañeros de trabajo que intentan que no puedan ascender.
De esa manera – inexorable y trágicamente – los más estúpidos, los más inmorales y, sobre todo, los más inútiles continúan trepando en el organigrama de la empresa desempeñando funciones que exceden con mucho de su capacidad. Sólo existe una excepción a ese principio general y es el de los excepcionalmente competentes. Éstos, por regla general, logran abrirse paso gracias a su valía, pero, por regla general, no lo hacen en la empresa inicial sino pasando a otras empresas de las que reciben distintas ofertas. Al fin y a la postre, los muy inútiles se colocan en los puestos más elevados y los extraordinariamente competentes constituyen únicamente la excepción a esa norma general.
Ayer, tuvo lugar la despedida de Celestino Corbacho como ministro de trabajo. Sin intención de agotar el tema, los hechos son los siguientes:
1. Ayer, Celestino Corbacho se despidió del cargo durante la sesión de control al Gobierno en el pleno del Congreso, aseverando que es "responsabilidad directa" del Ministro de Trabajo que ante una situación "tan profunda de crisis" la red de protección social no se deteriore.
2. Corbacho intentaba responder a la pregunta del diputado del PP José Ignacio Echániz relativa a si asumía la responsabilidad del desempleo en España tal y como le imputaba el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
3. Corbacho, en lugar de responder al diputado del PP, señaló que durante su mandato como ministro, el número de desempleados que ha atendido el Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) se ha doblado hasta los tres millones de parados, al tiempo que dijo que la espera para cobrar la prestación se ha acortado a tres días como máximo.
4. De esa manera, Corbacho reconocía – por cierto, con bastante orgullo - que el número de parados se había al menos duplicado durante el tiempo en que fue designado ministro de trabajo. Sin embargo, a la vez, no asumía la menor responsabilidad por semejante desgracia.
5. Dentro de una intervención en la que eludió toda responsabilidad, Corbacho añadió incluso que sus méritos como ministro de trabajo lo había reconocido también el sindicato CCOO a través de una carta que le había mandado personalmente y se había referido a "los avances y esfuerzos realizados y hechos".
6. Muy distinto fue el juicio del diputado del PP que realizó un balance "desolador" de la política económica del ministerio de Trabajo que, según dijo, ha sido "un gran fracaso"
7. Echániz responsabilizó de todo ello al presidente del Gobierno ya que "ninguneó" a Celestino Corbacho, pero reconoció que, a fin de cuentas, Corbacho había sido utilizado "como un calcetín" ya que "hasta Cándido Méndez (el secretario general de UGT) tenía más información".
8. Echaniz señaló igualmente que tras dos años y medio en su cargo, Corbacho se va con la mayor tasa de paro del continente europeo, con una huelga general y con las cuentas de la Seguridad Social "amenazadas".
9. El diputado popular le dijo que "no es de extrañar" que abandone su cargo "frustrado y desengañado", pese a que no lo reconozca, ya que "la procesión va por dentro y todos sabemos quién tiene la culpa" y
10. En un tono más optimista, Corbacho le respondió que espera que "en el futuro inmediato la situación sea favorable para todos ya que la crisis la vamos dejando atrás".
Si hay una palabra que pueda definir por encima de cualquier otra al gobierno de ZP esa palabra es incompetencia. Se trata de una incompetencia innegable, radical y, sobre todo, peligrosa.
Es la incompetencia de un Moratinos que ha logrado achicar el papel de España en el exterior y, sin embargo, va presumiendo de arreglar el conflicto de Oriente Medio.
Es la incompetencia de un Rubalcaba que está creando un estado policial, pero no por ello ha logrado evitar que las cifras de delitos violentos se incrementen cada año.
Es la incompetencia de una Bibiana Aído que ni siquiera es capaz de decir qué o quién es un ser humano y que continuamente balbucea estúpidas y ramplonas consignas feministas.
Es la incompetencia de Elena Salgado, verdadera cruz de la economía española que ha logrado poner en peligro las pensiones de los ancianos, el salario de los funcionarios y la pervivencia del estado del bienestar.
Es la incompetencia de Carme Chacón, nacionalista catalana metida a ministra de defensa que mantiene a nuestras FFAA sometidas a una falta de material injusta e injustificable.
Es la incompetencia de Ángel Gabilondo que ha condenado a generaciones de españoles a sufrir un sistema educativo tercermundista que nos hará perder puesto tras puesto en el concierto mundial de las naciones.
Pero, por encima de todas ellas, es la incompetencia indescriptible, inefable e insoportable del hasta ahora ministro de trabajo Celestino Corbacho.
Idiota e imbécil, en el sentido etimológico de ambos términos, Corbacho es el responsable directo y el culpable innegable de que millones de españoles hayan perdido su puesto de trabajo en los últimos tiempos.
Bien pensado no puede extrañar que así sea porque llegó a ministro no porque tuviera preparación alguna para serlo sino simplemente para cubrir la cuota catalana que en su día permitió a otro famoso incompetente – el bachiller Montilla – ser ministro de industria. Ése y no otro era el mérito de Corbacho, el de permanecer a ese biotipo de charnegos acostumbrados a ser los chupamedias del nacionalismo catalán si es que no a utilizar la lengua en tareas todavía peores. Había que premiarlo por ser obediente al aparato del partido, por carecer de principios, por ser, en última instancia, un inútil total para el desempeño de su cargo lo que ha tenido como consecuencia directa que millones de españoles no sepan cómo alimentar a sus hijos.
Sale del ministerio de trabajo, pero no debería darnos pena. Durante años, ha causado un daño indecible y quizá irreparable a millones de personas; ha cobrado un cuantioso sueldo que no se merecía; se retirará con una pensión de oro que millones de españoles honrados y trabajadores no cobrarán jamás y además parte a ocupar otra nueva poltrona en Cataluña, esa tierra devastada desde hace años por el nacionalismo.
En él, como en tantos otros personajes de las castas política y sindical, empezando por el propio ZP, se ha hecho realidad la veracidad del denominado Principio de Peter: cuanto más inútil es un sujeto más alto puede trepar
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