La prensa alemana está molesta con la ayuda a los países del Sur y es visible en sus artículos. Desde “¡Grecia quiere más billones de nosotros!” hasta la foto de nuestro presidente con la lista de “privilegios” del Estado del Bienestar español. ¿Por qué este “cabreo” alemán hacia el Sur? ¿Está justificado?
Acabada la Primera Guerra Mundial, Friedrich Elbert manda a Max Warburg a negociar el Tratado de Versalles representando a Alemania. Enfrente suyo, representando a EEUU, su hermano Paul. Antes de la Guerra, el padre de ambos planeó que teniendo un hijo en cada bando, daría igual quién ganara porque la familia ganaría en todo caso.
El Tratado supone la mayor humillación de la historia de Alemania: tiene que pagar las reparaciones, pierde el 14% de su tierra, el 74% de su hierro, el 26% del carbón, el 24% de zinc…Todos los activos y propiedades de alemanes en el extranjero pasan a Francia, Inglaterra y EEUU, $11.000 millones de la época, un verdadero fortunón.
¿Cómo saldrá Alemania de esta humillación? ¿Cómo pagará Alemania su deuda? Exportando. Alemania, en 1919, cambiará su modelo productivo para ser competitiva. La misma fórmula para salir de una crisis que se repetirá en 1978, en 1990, en 2010…
Como Keynes predijo, Alemania no puede pagar la deuda, pero el Gobierno niega la gravedad de la situación. Para contentar a sus votantes, el Gobierno aumenta sus gastos. El Banco Central camufla la situación imprimiendo marcos y comprando deuda pública.
En 1922, Walter Rathenau, el ex-ministro de la Reconstrucción y el único con sentido común, es asesinado. Los inversores salen del país, el Gobierno deprecia el marco, los precios se disparan y aparece la crisis de liquidez bancaria. Las autoridades insisten que su sistema financiero es sólido, pero en realidad, las entidades están arruinadas. Hasta Warburg debe “rebajarse” a pedir un préstamo para sobrevivir.
En 1923, Francia se queda con el Ruhr alegando impago de la deuda. Sin carbón, no hay trenes. Sin trenes, no hay exportación. Sin exportación, no hay nada. Alemania sufre una nueva humillación y debe importar su propio carbón de Francia. La impresión de billetes, la pérdida de confianza en el Gobierno y el corte del crédito lleva a la hiperinflación. El Nordeutsche y el Dresdner acaban emitiendo sus propios billetes.
Schacht convence al presidente que la salvación es un nuevo marco, el Rentenmark, la refinanciación de la deuda (el Plan Dawes) y 800 millones en nuevos créditos con la garantía “de las tierras alemanas”. Los nuevos créditos permiten una estabilización. Los ciudadanos se olvidan de su descontento y el partido Nazi desaparece.
Pero Schacht no corrige ni la crisis política de un sistema corrupto, ni la crisis financiera de un sistema bancario insolvente, ni la crisis de la deuda pública descontrolada. Añadir a la deuda existente nuevos préstamos de EEUU es un parche. De 1924 a 1928, Alemania pide tanto dinero al exterior como EEUU había pedido de 1870 a 1914.
Con el “crack” de 1929, EEUU pide a Alemania la devolución de sus préstamos. La Fed aumenta tipos y el flujo de capitales hacia Alemania se acaba. EEUU empieza a atraer oro de Alemania. Para evitar la pérdida, Alemania tiene que buscar la deflación de precios, pero el Gobierno, negando la realidad, sólo impone una ligera rebaja de salarios.
En julio de 1931 la mentira no se puede ocultar más. La falsa recuperación basada en nuevos créditos desaparece. Ahora sí, y obligado por presiones externas, el Gobierno procede a un serio recorte de gastos y salarios públicos. Demasiado tarde. La demanda se resiente. Los bancos se colapsan. El desempleo alcanza los 5,5 millones. La clase media desconfía tanto del Gobierno como de la oposición.
Como resultado de esta desconfianza, en 1932, 13 millones votan al partido Nazi, pero sin darle la mayoría. Los banqueros e industriales Krupp, Flick, Siemens, Wasermann y Max Warburg se reúnen en casa de Goering, presidente del Reichstag, y deciden que entre comunistas y Nazis prefieren a los Nazis. Creen que Hitler será fácil de controlar.
Entre 1934 y 1937, la maquina de imprimir del Banco Central de Schacht continúa y emite 62.000 millones de nuevos marcos. En 1938, Hitler obliga al Banco Central a que conceda crédito a todo el que lo pida, sin límite. Schacht se opone pero ya es tarde. El Banco Central ha perdido toda su credibilidad, el país está arruinado y las autoridades monetarias son un pelele en manos del poder político.
¿Qué tienen que ver los acontecimientos de 1923-1945 con la España de 2010?
El IFO alemán ha publicado un documento contra el rescate del Ecofin y otro sobre el euro. El IFO cree que, durante la década pasada, Alemania se sacrificó reformando su mercado de trabajo, su sistema financiero y controlando su déficit mientras los países del Sur gastaban sin control los fondos de Alemania.
Ahora, a España le toca sacrificarse y hacer lo mismo. Si hay desempleo en España es porque los salarios son excesivos y su sistema del Bienestar es muy generoso. Para salir de la crisis, España debe reducir salarios, reformar el sistema laboral, las pensiones, “subsidiar empleo en lugar de pereza” y “acabar con los beneficios sociales”.
Para esta Escuela, como para Merkel, el problema no es el euro. La UE está en crisis por el despilfarro de Gobiernos como el español. La solución no es acabar con el euro, sino con estos Gobiernos. Alemania no debe pagar los excesos de otros Gobiernos. Alemania ha salido de las crisis con sus sacrificios. Ahora, España deberá pasar por lo mismo.
La única política es equilibrar el presupuesto y salarios bajos para ganar competitividad. Keynes no servia en 1923 y tampoco en 2010. Se crece con el sacrifico colectivo de un “Pacto de Estabilidad”, no con gasto público. Los principios fundadores de Maastricht. Los principios fundadores del euro.
Los documentos del IFO se basan en las ideas de la Escuela de Walter Eucken, que han sido la base de la política monetaria alemana desde 1948 y explican que Merkel exija a nuestro Gobierno reducir su gasto y el “cabreo” alemán por la ayuda a los Países del Sur.
El BCE “bebe” de esta escuela. Para Jurgen Stark, “en el trabajo de Eucken descansa el modelo económico alemán de después de la Segunda Guerra Mundial” y “sus principios deberían ser implementados en todas partes”, sea en Alemania 1948 o en España 2010. Igual para Gerald Grisse o Hans Joachim Klockers. Quieran o no los españoles, su futuro depende de un economista alemán. No de los deseos de 44 millones de ciudadanos.
Desde 1948, generación tras generación de economistas en el Bundesbank, en el BCE y en el Ministerio de Hacienda alemán, crecieron con el temor a la hiperinflación de 1923, la humillación ante Francia, la falsa salida de la crisis con más crédito del exterior, los problemas del exceso de deuda…y aun así, Alemania aprobó el rescate del Ecofin que supone mas deuda. ¿Por qué? ¿Solidaridad con los “hermanos”? ¿Imposición de EEUU?
En cualquier caso, que nadie se equivoque. Alemania nos cobrará cada euro de la ayuda con sangre. ¿La prueba? Alemania recorta €80.000 millones en gastos. Recorte asumible. Pero imponer igual recortes a España es condenar al país. Recortes públicos implican más deuda privada que las familias no pueden soportar. Sin crecimiento, seguirán mayores recortes y de aquí a la insolvencia financiera sólo hay un paso.
Alemania está forzando el fin de esta UE con el “visto bueno” de EEUU. Cuanto más débil esté el euro, mejor para Alemania (por su modelo exportador), mejor para EEUU (huida hacia el “safe haven” de su deuda) y peor para China (UE es su mayor socio exterior) y España (ataques del mercado). Se fuerza la situación en España hasta la suspensión de pagos garantizando que las entidades alemanas cobrarán su deuda.
¿El futuro? Un nuevo Plan Dawes. Una nueva UE que mire hacia el Este con Alemania en el centro. Un “nuevo” euro (Rentenmark) y vuelta a monedas locales vinculadas al euro. Si en el proceso de parar a China y de crear gobiernos supranacionales, España, Grecia o Portugal tienen que terminar con sus economías destrozadas, pues que así sea.
Estamos ante el fin de una Era, la del Estado de Bienestar y de la independencia de los países, y no nos hemos enterado. Bienvenidos al siglo XXI donde casi nada será igual. Alemania aprendió de sus errores cometidos entre 1923-1945. ¿Y España?
Un abrazo
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