domingo, 25 de abril de 2010

Cuidado con España

España no es Grecia, pero...
Los expertos son unánimes al señalar la necesidad de afrontar reformas estructurales y un ajuste fiscal
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RUYMÁN J. JIMÉNEZ I MADRID
«España no es Grecia». Durante las últimas semanas ésta ha sido una de las frases más repetidas por los economistas al analizar la coyuntura que atraviesa la economía del país. Frente a los intentos de parte de la prensa internacional -sobre todo la británica- de equiparar la situación de ambos países y a pesar de la desconfianza de los mercados, la opinión de los expertos es unánime al señalar que España se encuentra en una posición mucho mejor que la del país heleno.
Ahora bien, el consenso es también total cuando se trata de advertir de la necesidad de acometer diversas reformas estructurales para evitar seguir los pasos de Grecia.
Así lo ha señalado el profesor de la universidad de Nueva York Nouriel Roubini, para quien España «no está todavía al borde del abismo que están mirando los griegos», aunque podría acercarse a él si no se producen «avances en la consolidación fiscal y reformas estructurales» que conduzcan a la estabilización de la deuda pública, la reducción del déficit público y un incremento de la competitividad.
Según Roubini, España tiene a su favor un nivel de déficit y un endeudamiento en relación al PIB mucho menor que Grecia, así como una mayor tasa de ahorro, pero el elevado nivel de desempleo, cercano al 20%, la convierte en «una mayor amenaza para la integridad de la zona euro», por lo que necesita de reformas «desesperadamente».
Antes, Portugal
En una línea similar se ha manifestado el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, que aseguró que España «no será el siguiente después de Grecia», ya que hay otros países en una situación mucho más precaria, como Portugal. Sin embargo, reconoció que ese riesgo «sigue existiendo», por lo que el país sigue «en el punto de mira de los especuladores por su alto nivel de paro y su elevado déficit».
Para recuperar la confianza de los mercados y evitar esas especulaciones, el consultor del Banco Mundial y de la Comisión Europea Mario Weitz reclamó al Gobierno español que adopte las medidas necesarias, aunque sean «impopulares y poco simpáticas». En opinión de este experto, para conseguir ese objetivo es más eficaz acometer una reducción del gasto público en lugar de aumentar los impuestos, medida que califica de «peligrosa».
Sin embargo, no sólo son los economistas quienes piden al Ejecutivo una reforma contundente para evitar que España se convierta en la «próxima Grecia».
El ex ministro socialista de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, ha pedido la adopción «urgente» de medidas para evitar el deterioro del riesgo del país y destacó que el Ejecutivo dispone de «un tiempo limitado» para despejar las dudas sobre su credibilidad, cuyo «punto de no retorno» está en los Presupuestos de 2011, que tendrá que presentar el próximo mes de septiembre.
También desde las entidades financieras se reclama una actuación contundente por parte del Gobierno.
Semejanzas en cuatro años
Así, mientras un informe de Banca March aseguraba que las cuentas públicas españolas corren el riesgo de parecerse mucho a las de Grecia en apenas cuatro años si no se actúa, el presidente del Banco Popular, Ángel Ron, pedía en la junta general de accionistas de la entidad al Ejecutivo que afrontara «con decisión» el déficit, el desempleo y la reforma financiera, para acabar con la incertidumbre y evitar una acción especulativa contra el país.
En términos similares se manifestó el pasado viernes el consejero delegado de Bankinter, Jaime Echegoyen, quien admitió ver «con preocupación» la situación que vive la economía helena, si bien hizo hincapié en que sus problemas son diferentes a los de España

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